jueves, 8 de octubre de 2015


OBJETIVOS PRINCIPALES.


 uno de los objetivos que se pretende en este blog son los siguientes:


- Fomentar la importancia de la investigación en el docente hacia la inclusión educativa. 
- Dar a conocer la importancia de la inclusión en el ámbito educativo para favorecer y enriquecer el aprendizaje de los alumnos con necesidades. 





Acción de incluir.

"es partidario de la inclusión de todos los delitos relacionados con el medio ambiente en un mismo título"

¿Qué es inclusión educativa?



Según la UNESCO la inclusión se ve como el proceso de identificar y responder a la diversidad de las necesidades de todos los estudiantes a través de la mayor participación en el aprendizaje, las culturas y las comunidades, y reduciendo la exclusión en la educación. Involucra cambios y modificaciones en contenidos, aproximaciones, estructuras y estrategias, con una visión común que incluye a todos los niño/as del rango de edad apropiado y la convicción de que es la responsabilidad del sistema regular, educar a todos los niño/as ¨ 



¿A qué se refiere la educación inclusiva?

La educación inclusiva garantiza el acceso, permanencia, participación y aprendizaje de todos los estudiantes, con especial énfasis en aquellos que están excluidos, marginados o en riesgo de estarlo, a través de la puesta en práctica de un conjunto de acciones orientadas a eliminar o minimizar las barreras que limitan el aprendizaje y la participación de los alumnos; que surgen de la interacción entre los estudiantes y sus contextos; las personas, las políticas, las instituciones, las culturas y las prácticas.

De acuerdo con lo anterior, la educación inclusiva va más allá de la integración de los alumnos y las alumnas con necesidades educativas especiales, asociadas con alguna discapacidad. La educación inclusiva hace referencia a que todos los niños, las niñas y los jóvenes estudien en las mismas escuelas; que nadie sea excluido, que todos tengan un lugar y alcancen los aprendizajes planteados. Que niños con diferentes lenguas, culturas o características estudien y aprendan juntos. En este sentido, los alumnos con discapacidad quedan considerados al hablar de la educación inclusiva, pero esta última no se circunscribe sólo a la atención de estos alumnos, sino al logro de los propósitos educativos pertinentes a ellos.

Una escuela inclusiva es capaz de responder, desde su organización y planeación, a las necesidades específicas de un alumno con discapacidad; tendrá herramientas para dar una respuesta, también adecuada, a los alumnos con diferentes características de índole cultural, racial, lingüístico, de salud, entre otras.



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según el programa de educación  preescolar.



La atención a la diversidad implica oportunidades formativas de calidad equivalente para todos, independientemente de sus diferencias socioeconómicas y culturales. 


Todas las niñas y todos los niños tienen posibilidades análogas de aprender y comparten pautas típicas de desarrollo, pero poseen características individuales. 

Entre las diferencias personales, las que tienen su origen en las condiciones socioeconómicas y culturales en las cuales han crecido y viven las niñas y los niños, requieren una atención especial de las escuelas y las educadoras. Tomar 13 en cuenta esas dimensiones del desarrollo de la infancia y su influencia sobre los procesos cognitivos y lingüísticos, emocionales y de relación social, permite superar una visión de la niñez como un sector homogéneo y crear la conciencia de que las formas de existir de la infancia son plurales y socialmente construidas.

 Una elevada proporción de las niñas y los niños mexicanos pertenece a familias que tienen bajos niveles de ingreso, consumo y acceso a los servicios públicos, con empleo precario y desfavorables condiciones habitacionales. Con frecuencia, esas dificultades someten la convivencia familiar a fuertes tensiones y pocas oportunidades de acceso a los servicios de salud, a la cultura y la recreación, entre otros. Para esas niñas y esos niños, cuyas posibilidades de aprendizaje son escasamente atendidas en el seno familiar, es particularmente importante recibir un servicio educativo de buena calidad y un trato sensible, pero no condescendiente, que estimule sus competencias y aliente en ellos un sentimiento de seguridad y de capacidad de logro. 

México es un país de múltiples culturas, entendidas como sistemas de creencias y valores, formas de relación social, usos y costumbres, formas de expresión, que caracterizan a un grupo social. Las culturas pueden estar asociadas con la pertenencia a un grupo étnico, pero pueden también estar vinculadas con la región de residencia o las formas de vida y trabajo. En los grupos étnicos, una característica central es una lengua materna propia, con grados distintos de preservación y de coexistencia con el español.

 El reconocimiento y el respeto a la diversidad cultural constituyen un principio de convivencia, delimitado por la vigencia de los derechos humanos y en especial los que corresponden a las niñas y a los niños. Para que ese principio se realice plenamente, es necesario que las educadoras desarrollen una mayor capacidad de entendimiento y de empatía hacia las formas culturales presentes en sus alumnos, que con frecuencia son distintas de aquellas en las que las maestras se han formado. 

 A partir de esa empatía, la educadora puede compartir la percepción de los procesos escolares que tienen los alumnos y puede incorporar a las actividades de aprendizaje, sin alterar sus propósitos esenciales, elementos de la realidad cotidiana y de las expresiones de la cultura que les son familiares a las niñas y los niños. Al hacerlo, favorece la inclusión real de los alumnos al proceso escolar y la valoración de los rasgos de su cultura. Esa será la base del conocimiento mutuo de sus alumnos, para que en el aula tenga lugar un verdadero diálogo intercultural.

 En suma, al adoptar un papel activo ante las diferencias socioeconómicas y culturales, la educación preescolar puede hacer mucho para favorecer la equidad y evitar que se generen formas tempranas de discriminación y desigualdad, cuyos efectos suelen proyectarse a lo largo de la vida. 


 La integración de las niñas y los niños con necesidades educativas especiales con o sin discapacidad, a la escuela regular, es responsabilidad de la educadora, la escuela y los padres o tutores. 

El artículo 41 de la Ley General de Educación establece que la educación especial procurará atender a los educandos de manera adecuada a sus propias condiciones, con equidad social; además, plantea que tratándose de menores de edad con o sin discapacidad y/o aptitudes sobresalientes, esta educación propiciará su integración a los planteles de educación básica regular. Esta educación incluye orientación a los padres o tutores, así como también a los maestros y demás personal de escuelas de educación básica regular que integren a alumnos con necesidades especiales de educación. 


Lo anterior implica tener presente que las niñas y los niños con alguna discapacidad (intelectual, sensorial o motriz) o aptitud sobresaliente deben encontrar en la escuela un ambiente de aprendizaje y participación que los ayude a desarrollar sus capacidades. 


La escuela y las maestras pueden ejercer una acción determinante para la adaptación y bienestar de estos niños en la medida en que les ofrezcan 15 oportunidades para convivir con otros niños, ampliando su ámbito de relaciones sociales, su autonomía y la confianza en sí mismos; ayuden a combatir actitudes de marginación, que incluso los mismos padres o tutores pueden propiciar, ya sea con la intención de protegerlos o por prejuicios personales y sociales.


 La buena disposición de la educadora y de la escuela es esencial para atender a las niñas y los niños con necesidades educativas especiales, lo que implica un trabajo de apoyo con el grupo escolar, los padres o tutores y la escuela en su conjunto. Adicionalmente, se requiere que las escuelas desarrollen estrategias específicas y el personal reciba orientación, apoyo y capacitación; asimismo, es necesario el establecimiento de una vinculación eficaz con el personal de las Unidades de Servicio de Apoyo a la Educación Regular (USAER) y otros servicios. 


La igualdad de derechos entre niñas y niños, en la escuela se fomenta a través de su participación en todas las actividades de socialización y aprendizaje. 


En el proceso de construcción de su identidad, las niñas y los niños aprenden y asumen formas de ser, de sentir y de actuar que son consideradas como femeninas y masculinas en una sociedad. En el tipo de relaciones y prácticas socializadoras que se dan en el medio familiar, las niñas y los niños, desde edades tempranas, empiezan a interiorizar ciertas ideas y pautas de conducta particulares que la familia espera de ellos de acuerdo con su sexo.


 Con frecuencia, los adultos actúan de manera consciente o no a partir de estereotipos y prejuicios transmitidos por generaciones; estos prejuicios se traducen en actitudes que fomentan en las niñas y los niños comportamientos acordes con dichas creencias y promueven inequidad y discriminación en la participación, en la expresión de los sentimientos y en la asignación de responsabilidades sociales. 


 La equidad de género significa que todas las personas tienen los mismos derechos para desarrollar sus potencialidades y capacidades, y para acceder por igual a las oportunidades de participación en los distintos ámbitos de la vida social, sin importar las diferencias biológicas (ser hombre o ser mujer). 


Desde esta perspectiva, la educación preescolar como espacio de socialización y aprendizaje juega un importante papel en la formación de actitudes positivas, de reconocimiento a las capacidades de niñas y niños, independientemente de su sexo. El principio de equidad en este sentido se concreta cuando las prácticas educativas promueven su participación equitativa en todo tipo de actividades. Jugar con pelotas, correr durante el recreo o en otros momentos, trepar, organizar los materiales en el aula y colaborar para limpiar las áreas de trabajo, manipular instrumentos en situaciones experimentales, asumir distintos roles en los juegos de simulación, tomar decisiones y, sobre todo, hablar, expresar ideas en la clase son, entre otras, actividades en las que mujeres y hombres deben participar por igual, porque en este tipo de experiencias se fomenta la convivencia, aprenden a ser solidarios, tolerantes, a actuar en colaboración, a rechazar los estereotipos sociales y la discriminación. 



Propuesta curricular adaptada (pca) 

El propósito de la inclusión es que todos los niños y las niñas compartan los mismos espacios educativos y la misma educación. Lo que deberá variar, en caso de ser necesario, es el tipo de apoyos que se ofrezca a los alumnos y alumnas con discapacidad, para asegurarse de que participen y aprendan en igualdad de condiciones que el resto de sus compañeros. Por ello, la elaboración y seguimiento de una propuesta curricular adaptada a sus necesidades resulta indispensable. ¿A partir de qué se elabora la pca?

La propuesta curricular adaptada debe elaborarse a partir de:

a. Informe de evaluación psicopedagógica. Como se mencionó en el punto anterior, a través de esta evaluación se conoce al alumno o alumna, sus necesidades y los apoyos o recursos que deberá disponer la escuela para asegurar su participación y logro educativo.

 b. Planeación de grupo. Como se ha señalado, la intención es que el alumno forme parte de su grupo y participe en las mismas actividades que el resto.

Por tanto, la planeación que el maestro tiene para todos deberá ser el punto de partida para realizar los ajustes que, con base en el informe de evaluación psicopedagógica, se consideren necesarios.

A continuación se enlistan los datos que preferentemente debe incluirse:

Fortalezas y debilidades del alumno o la alumna en las distintas áreas.
 Aspectos que prioritariamente deberán trabajarse en las distintas áreas a corto plazo (un ciclo escolar).
Adecuaciones de acceso que puedan ser necesarias en las instalaciones de la escuela o el aula, así como la dotación de recursos y materiales especí- ficos para el alumno.


Es importante considerar que no siempre se demandan este tipo de adecuaciones ni en todos los aspectos; sin embargo, en caso de requerirse deberá establecerse quién será el responsable de darles seguimiento y las acciones que necesitan llevarse a cabo para realizarlas.


 Participación de las familias
Tomando en cuenta que en el proceso de inclusión la participación de las familias es fundamental, debido a que el reto de atender a los alumnos y las alumnas con discapacidad no puede ni debe ser una tarea exclusiva de la escuela sino una tarea compartida por diferentes instancias, a continuación se presentan algunas consideraciones referentes a la participación de las familias en las escuelas. 
 Es habitual que en las escuelas se recurra a la participación de las familias únicamente en momentos de crisis; es decir, cuando algo sucede con el alumno o alumna, cuando se necesitan de ciertos apoyos o, bien, cuando es indispensable que asistan a alguna celebración o evento cultural; sin embargo, resulta importante recordar que el personal de la escuela y los padres y madres (y actualmente, en muchos casos, los abuelos y otros familiares) comparten el compromiso de educar a los alumnos y esto, sin duda, requiere de un conocimiento mutuo y de complementar las acciones que realiza cada una de las partes. 
En el caso específico de escuelas que participan en procesos de mejora, como el Programa Escuelas de Calidad, promover la cooperación de las familias no es una opción, es un deber; consecuencia de los principios y de la convicción que sustentan el modelo de gestión. Por lo anterior, y con la intención de favorecer la participación de todas las familias pero particularmente de los alumnos y las alumnas con discapacidad, las escuelas pueden promover estrategias, como las que se mencionan a continuación (muchas de ellas seguramente consideradas ya en la planeación estratégica):
 Información. Las familias participan más cuando reciben información del progreso de sus hijos, de prácticas educativas y gestión que tienen lugar en la escuela. De la misma manera, la participación se favorece cuando las familias también tienen oportunidad de informar a la escuela acerca de lo que sucede en casa relacionado con el aprendizaje de los niños, las niñas y los jóvenes.
 Algunas herramientas para facilitar este intercambio de información pueden ser realizar reuniones, entregar circulares, convocar a asambleas, las propias producciones de los alumnos, elaborar documentos de difusión, elaborar comunicaciones escritas en un cuaderno específico, utilizar el pizarrón de autoevaluación, preparar el portafolio institucional, entre otras. 
En el caso particular de los alumnos y las alumnas con discapacidad este intercambio de información tiene que beneficiar su participación y logro educativo y se puede promover a través de la cooperación de las familias en la Evaluación Psicopedagógica y en la elaboración de la Propuesta Curricular Adaptada.
 Consulta. A las familias, por ejemplo para la autoevaluación de la escuela
.Lo que brindará información respecto del trabajo que realiza la escuela y los avances que se van teniendo. Para el caso específico de los alumnos con discapacidad, estas consultas también pueden ser acerca de los apoyos que los alumnos o las propias familias requieren.







Apoyos técnicos y materiales para los alumnos con discapacidad


 Generalmente los alumnos y las alumnas con discapacidad requieren apoyos personales específicos, algunos deben realizarse directamente en las instalaciones de la escuela o en el aula, como se señala en el punto anterior, referente a las adecuaciones de acceso, pero otros consisten en dotar a los alumnos de apoyos técnicos o materiales.

 En ocasiones se piensa que es suficiente con que el niño, la niña o el joven con discapacidad asista a una escuela de educación regular y trabaje con sus compañeros de grupo, y aunque éste es un aspecto importante, no se debe perder de vista que muchas veces requieren de apoyos específicos, sin los cuales difícilmente podrían participar y aprender en igualdad de condiciones que el resto de sus compañeros. ¿Se imaginan estar en un salón de clases sin tener al menos un lápiz y un cuaderno? A veces eso es lo que se hace con alumnos con discapacidad visual que están en el salón sin tener las herramientas necesarias para escribir en el sistema Braille. Algunos de los apoyos que pueden requerirse,
de acuerdo con la discapacidad que presentan los alumnos, son los que se mencionan a continuación, pero vale la pena recordar que en posteriores apartados de esta guía se presentan detalladamente:

Discapacidad visual: bastón, máquina Perkins, ábaco Crammer, regleta y punzón, caja aritmética, calculadora parlante, libros de texto en sistema Braille, libros de texto en macrotipos, lupa, computadora con un programa de lectura de voz, entre otros.

 Discapacidad auditiva: auxiliares auditivos, intérprete de lengua de señas, apoyos visuales, subtítulos en videos, entre otros.



Discapacidad motriz: mobiliario específico, apoyos para mantener la postura, silla de ruedas, andadera, bastones, tablero de comunicación, libros de texto en macrotipos, apoyos para los lápices o plumas, entre otros.

Discapacidad intelectual:material concreto y variado, apoyos visuales, entre otros.



¿Quienes impulsaron el proceso de integración en los alumnos?


  • A partir de 1992, como consecuencia del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica, la reforma del Artículo 3 constitucional y la promulgación de la Ley General de Educación, se impulsó el proceso de integración de los alumnos y las alumnas con discapacidad a las escuelas de educación básica regular, y se consideró también una transformación profunda de los servicios de educación especial que eran los que, tradicionalmente, los venían atendiendo.
  •  Desde ese momento, los programas de desarrollo educativo, federales y estatales, han establecido acciones y estrategias para promover la integración educativa. En ese sentido, desde 2002 la Secretaría de Educación Pública, a través de la Subsecretaría de Educación Básica, ha trabajado conjuntamente con las entidades federativas el Programa de Fortalecimiento de la Educación Especial y de la Integración Educativa, y ha promovido el establecimiento de líneas de acción, objetivos y estrategias encaminadas a apoyar este proceso en los distintos programas, como el Programa Escuelas de Calidad (pec).
  • Dentro de su población objetivo, el pec considera a las escuelas que integran alumnos con necesidades educativas especiales asociadas a una discapacidad o a trastornos generalizados del desarrollo. De acuerdo con datos obtenidos de la Estadística 911, del total de planteles que participaron en el pec VIII, 35% atiende al menos a un alumno o alumna con discapacidad.
  •  Además, el pec establece como uno de sus estándares de gestión el siguiente: “La escuela se abre a la integración de niñas y niños con necesidades educativas especiales, se otorga prioridad a los que presentan alguna discapacidad o aptitudes sobresalientes y requieren apoyos específicos para desarrollar plenamente sus potencialidades”.
  • cabo las acciones necesarias. El tercer rubro refiere los principales datos relacionados con el número de escuelas en general y que participan en el pec, que atienden alumnos con discapacidad, así como la discapacidad que éstos presentan.


¿Cuál es la responsabilidad de la escuela en la inclusión de los alumnos con discapacidad?

 La escuela de educación básica es la responsable de asegurar la inclusión del alumnado con discapacidad. En algún momento se pensó que los responsables eran los servicios de educación especial; sin embargo, los alumnos con necesidades educativas especiales, en este caso con discapacidad, son parte de la escuela, por tanto ésta es la que debe asegurar su participación y aprendizaje, aunque para ello probablemente requiera algunos apoyos, como los servicios de educación especial.

 El respaldo al que la escuela puede recurrir para asegurar la inclusión de los alumnos y las alumnas con discapacidad son los servicios de apoyo de educación especial (Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular —usaer— o similar), si se contara con ello. 

Otros apoyos son los Centros de Recursos e Información para la Integración Educativa (crie), los Centros de Rehabilitación, el DIF y las organizaciones de la sociedad civil que atienden a personas con discapacidad, además de la instancia estatal de educación especial. 

De la misma manera, la escuela podrá recurrir a los asesores de la zona escolar y del Programa Escuelas de Calidad para solicitar información acerca de otras escuelas que también integren alumnos y con las que se pueda generar algún intercambio de experiencias. 

No obstante, el mayor apoyo que la escuela tendrá para garantizar la inclusión de estos alumnos es la escuela misma; es decir, la planeación y la organización que establezca, en función de asegurar la participación y el aprendizaje de los alumnos y las alumnas con discapacidad: el trabajo conjunto entre todo el personal de la escuela; el intercambio de ideas, experiencias y sugerencias; el trabajo con las familias; la búsqueda de información específica y la vinculación con otras instancias.